- Paleolítico Inferior: Arcaico o "cultura de los guijarros" y clásico o achelense.
- Paleolítico Medio: Musteriense.
Interés por la Prehistoria
Siglos antes de Cristo muchos autores ya trataban de hablar de tiempos pasados, aunque en muchas ocasiones fuesen más mitos que realidades. Intentan llenar de contenido su pasado. Cuando el Imperio Romano cayó, este interés quedó un poco más oscurecido. Lo que se encontraba, como piedras usadas en el pasado, no era estudiado, sino que recibían nombres como "piedras del rayo", pensando que se habían creado al caer un rayo.
Este interés mejoró en el Renacimiento, momento en el cual se crearon colecciones de objetos artísticos que eran valorados. La Prehistoria, sin embargo, la dejaron un poco al margen, sintiendo más curiosidad por excavaciones como la de Pompeya. Es un momento de descubrimientos egipcios, también. El siglo XVI es cuando aparece el planteamiento de qué puede haber pasado en las zonas a las que no llegaron los romanos, pero que cuentan con grandes monumentos. Comienza también el interés por el mundo megalítico (Stonehenge). Un elemento esencial en todo este período fue el descubrimiento de América y las exploraciones del Pacífico y África.
En el siglo XVII se descubrieron fósiles que no encajaban con lo que se creía del momento de la creación. La Iglesia relacionaba los fósiles de animales que no existían ya con los restos del Diluvio Universal, por supuesto.
A partir de 1820 es muy habitual encontrar fósiles y artefactos desconocidos. Boucher de Perthes, ahora considerado el padre de la Prehistoria, se enmarca en este momento. Era poeta, escribía comedias, trabajaba en aduanas.. Sin embargo, fue este señor quien comenzó a ver una correlación entre industrias desconocidas y fósiles animales y escribió "Antigüedades célticas y antediluvianas". Por supuesto, no todos estarían de acuerdo con él.
En 1859 Darwin publicaría "El origen de las especies" planteando cosas sobre las que se especulaba ya en el siglo XVIII: una posible cadena entre las especies, por eso, por ejemplo, no sería igual un elefante fósil que los que conocían vivos. En 1871 publicó "El origen del hombre" con la idea de que le hombre tenía el mismo origen que el mono, con mismos antepasados en común. Obviamente, se produjo rechazo a esta idea.
Llegó entonces el problema del eslabón o eslabones perdidos que justificarían la existencia de ese ancestro directo de gorilas, chimpancés y humanos. En 1846 aparecieron en Gibraltar unos restos que hoy sabemos eran de Neanderthal y entonces pasaron desapercibidos. Pasaron años hasta que se aceptó la especie "homo neadertalensis". Luego faltaba saber si pertenecía a nuestra cadena evolutiva. Hoy en día todavía no hay consenso absoluto sobre si tenemos genes de esta especie o no. En Cromagnon aparecen unos individuos muy primitivos que sí eran de nuestra especie.
En 1857, Dubois viajó a Java y encontró al que hoy conocemos como "homo erectus", que implica el hombre mono bípedo. Sería el primer gran eslabón perdido. Poco a poco se realizan más y más misiones de búsqueda.
A pesar de todo lo que se iba encontrando, les resultaba realmente difícil entender el arte encontrado y los artefactos, no consideraban que esos seres fueran capaces de hacer nada más que cazar. En 1833, en Francia, aparecen representaciones de animales, lo que consideraríamos hoy arte paleolítico.
En los años 80 del siglo XIX ya aparece Altamira, cuevas que eran visitadas pero cuyas pinturas nadie tomaba en atención. A este apartado tan complejo de Altamira dedicaré una entrada completa en otro momento.
La investigación del siglo XIX se consolida en la primera mitad del siglo XX, aceptándose la antigüedad del ser humano. Pasamos de labores de aficionados a profesionales estudiando estos temas. Obermaier creó la primera cátedra de Prehistoria en 1920, se multiplicaron los avances tecnológicos y metodológicos (datación), etc. Las guerras mundiales afectaron gravemente al patrimonio y la guerra civil de España mandó al exilio a muchos prehistoriadores, retrasando todo esto el avance de la Prehistoria como disciplina.
Más tarde llegaría la revolución del carbono 14 para datar objetos muy antiguos, descubierto por Libby, un científico americano interesado en la radicación cósmica.
Durante la mitad del siglo XX se unen diferentes disciplinas para estudiar la Prehistoria y se da una revolución de los métodos utilizados. Las expediciones se dispararon a partir de 1950. A finales del siglo XX las grandes construcciones y más guerras seguirían afectando a la conservación de patrimonio.
Por hoy, lo dejo ahí, con esta pincelada a la historia de la Prehistoria.